Visité a mis padres mientras vivieron un periodo en Marruecos. Estaban realizando uno de sus trabajos mas recientes, ilustrando con fotografías sofisticadas el libro de la Gallimard escrito por Tajal Benjelu con dibujos de Claudio Bravo, "Marabouts de Marroc".
Fue una experiencia inolvidable y sin duda uno de mis mejores viajes aunque no fue el único que hice a Marruecos con ellos. Todo el recorrido desde Marraqueck hasta Mhamid se hizo una poesía de horizontes, todo un privilegio acompañar a mis padres Beatriz y Antonio a retratar la arquitectura marroquí tan bien ubicada en el paisaje.
Era Abril, los Atlas en primavera se tiñen de colores inusuales, tierra roja y arboles azules. Y una vez pasado Ouarzazat: palmerales interminables, cañones que parecen diseñados, valles de piedras y finalmente el desierto.
Cuando llegamos a Mhamid, mi padre no vaciló al entrar en el desierto de dunas con el coche. Pasamos la noche en unas el desierto antes de volver. A la vuelta antes de que mis padres me dejaran en el aeropuerto pasamos por el bazar Mustapha Blaoui en la calle: rue Bad Doukkala en Marraquech, un lugar que no tiene desperdicio.