Fuimos a Los Angeles con todo pagado gracias al talento de mi amigo Luan Banzai. El motivo del viaje era ir al festival Coachella cerca de Palm Springs en el desierto de Indio, California.

La Vice Magazine nos pidió tirar unas fotos del festival. Llevamos solo una Lomo de plástico de cuatro lentes y una Nikon F3 con una sola lente fija 50mm 1.4 con 8 carretes de agfa, kodak y fuji, la mayoria caducados; forzamos, sobre expusimos y cruzamos el revelado.

 Salimos de Barcelona muy pronto por la mañana y nos despertamos 24 horas después en el camping del festival. El calor era insoportable y aún estabamos reventados por el duro viaje de avion, bus, escalas, esperas, sturbucks y KFC.

 El ambiente del festival era fantástico, muchos personajes extrovertidos, mucha creatividad y mucho calor. El cartel de aquel año 2010 era variado y completo: MGMT, Céu, The Whitest Boy Alive, Phoenix, Too Many Dj's, Soulwax, Gorillaz, Jay Z, Calle 13, PlasticMan y mas. Bases de Dubstep, HouseTech, Rock, Hip Hop y Trance. Pero no era todo música, había carpas, actividades, work-shops, salas de videojuegos, chill outs e instalaciones-discoteca con chorros de agua para sofocar el calor del desierto. La localización del festival es espectacular, en un valle entre dos grandes montañas en forma de cañón.

 Cuando el festival terminó 4 días después, nos despertamos a medio día en nuestras tiendas de campaña, casi todo el mundo se había ido. En un parking habia dos chicas canadienses que se ofrecieron a llevarnos a Venice a cambio de que yo condujera. Fue un buen comienzo para nuestra nueva aventura, pasaríamos 10 días en Los Angeles antes de volver a la rutina en Barcelona.

 Al llegar a los Angeles contactamos con un buen amigo de mi hermano Ivan, Lucho Pacheco, un gran personaje peruano. Nos cedió su caravana, nuestra casa móvil aparcada en la playa, llena de skates y objetos recilados que el tio encontraba en la playa.

 Lucho es amigo de todos los Freaks, viejas glorias hippies, homless, pandilleros, tatuadores, skaters y punks de venice. Por lo que estuvimos bien conectados desde el principio. Lo bueno de Los Angeles es adaptarse a cualquier tipo de personaje, escuchar sus historias, tomarse algo con ellos, todos tienen mucho que enseñar.